viernes, 30 de octubre de 2009

la importancia de saber perder

estaba en mi habitación esa mañana, observando el hueco que dejaste en ella al marcharte. por mi cabeza pasaban cientos de miles de planes de futuro como noches de viernes en el cine, viajes a capitales europeas, sexo con amor o cenas románticas en restaurantes decentes. luego pasó lo de siempre, el recado a traición y un cúmulo de excusas. -tampoco es para tanto -pensé yo-, pero puede que si lo fuera. en veinte minutos tiraste abajo todas las sonrisas y besos de esa noche, y no es que lo hicieras de una manera muy sutil. hoy es viernes por la noche otra vez, y sigo en esa habitación. el hueco es aún mayor y lo único que queda de ti es tu olor en las sábanas, pero sería demasiado poético decir que no me deja dormir. tengo un libro de bukowski encima de la mesilla de noche y alguna que otra idea para una canción. tú tienes una el móvil repleto de mensajes de tíos mejores que yo. tengo ganas de sentar la cabeza y dejar el alcohol. tú quieres que te follen a traición en casa de un desconocido, y mañana no volverlo a llamar. quiero que alguien me llame para tomar un combinado en un sitio sin ruido. tu quieres beber el peor alcohol que haya para no acordarte de nada mañana. en el fondo mi cabeza tenía razón, tampoco es para tanto.

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