miércoles, 24 de febrero de 2010
me mata pero me gusta
tu puto veneno es mortal, eso siempre lo he sabido. no tardaste demasiado en atacar -yo estaba muy concentrado en intentar ser buen tipo y esas cosas que la gente dice que le gusta- y lo cierto es que has sido muy convincente. aquí todos pedimos kilos de melodrama y después se nos corta la digestión al tirarnos en plancha. y aquí nada es serio ni formal y yo ya no confío ni en mi próstata, que más de una mala pasada me ha jugado ya, y me estoy dejando los putos ojos para escribir ésta mierda sin luz porque se me ha fundido la bombilla y el chino de abajo ya ha cerrado. te guían con karma y energías positivas y al final del camino sólo encuentras cuatro pajas mal hechas y miles de horas de pobre conversación. al menos han abierto un bar cerca de mi casa. vete tú a saber si el hijoputa me abandona.
jueves, 18 de febrero de 2010
qué placentero me resultaría vomitar
Me gustaba ese rollo de salir juntos por ahí a tomar algo y devolvernos la pasta, ya sabes, el hecho de que no fueras ''la típica tía'' que da por hecho una serie de cosas dentro de las relaciones no del todo formales, como, por ejemplo, que tuviese que ser el hombre quien pagase hasta el último céntimo.
Siempre hubo algo ahí, no se si algo más bien amistoso o una atracción oculta. Por mi parte ya sabes lo que siempre hubo, un sentimiento de amistad y absoluto <> además de una notable atracción sexual por las más destacadas partes de tu anatomía.
Dado que todo se tuvo que joder ahora procuro pensar en ti lo menos posible, y lo consigo. He de reconocer que durante un tiempo mis fantasías contigo fueron las más grandes aliadas de mi mano derecha en días de resaca y noches de soledad.
Sólo hay algo peor que una mujer atractiva, las que de la noche a la mañana se dan cuenta de que lo son.
Siempre hubo algo ahí, no se si algo más bien amistoso o una atracción oculta. Por mi parte ya sabes lo que siempre hubo, un sentimiento de amistad y absoluto <
Dado que todo se tuvo que joder ahora procuro pensar en ti lo menos posible, y lo consigo. He de reconocer que durante un tiempo mis fantasías contigo fueron las más grandes aliadas de mi mano derecha en días de resaca y noches de soledad.
Sólo hay algo peor que una mujer atractiva, las que de la noche a la mañana se dan cuenta de que lo son.
domingo, 7 de febrero de 2010
un tributo
cuando me preguntaban de dónde era siempre decía que de bilbao. después, todo el mundo me venía con la misma hostia: ''no conozco el norte, pero tengo muchas ganas de ir...'', ''bilbao está muy bien, pero san sebastián es más bonito...'' o ''no voy por miedo al terrorismo''. a raíz de eso decidí empezar a decir que de vigo. nadie comentaba nada, o, si acaso, a los cinco minutos me venían a preguntar que si esto me gustaba más que LA CORUÑA. nunca me llegó a quitar el sueño, ni siquiera a me llegó a molestar, pero no dejaba de resultar gracioso.
jueves, 4 de febrero de 2010
meando por un tubito
Me viniste a ver y follamos y nos fumamos un piti después y todas esas chorradas que vemos en las películas y me hiciste un resumen de todos los tíos a los que te habías tirado ese año, diciéndome lo grande que la tenía Rafa y lo poco que aguantaba José y parecía que llevases toda la vida follándote a tíos por ahí y que eras toda una experta y que pronto te llamaría algún programa de televisión para contratarte como sexóloga y a mi todo aquello me empezó a asquear y me fui, bajé al bar y me pedí un whisky aunque fuesen las cinco de la tarde me dio bastante igual lo que opinasen el resto de personas buenas que tomaban sus cafés y leían la prensa y yo mientras no me quitaba aquello de la cabeza y me arrepentía de haberlo valorado alguna vez por lo cual tomé la determinación de hacerme monje o de cortarme el miembro y donarlo a la ciencia para ver si descubrían algo interesante, así que volví a casa, ya te habías marchado y no habías dejado ninguna nota como hacen en las películas, y me fui a la cocina, donde me encontré aquellas viejas tijeras manchadas de pescado y, si te soy sincero, en el momento me acojoné y, como de costumbre, me eché atrás y me volví a mi habitación, allí las paredes no hablaban, sólo se reían de mi, mirándome como si no tuviese huevos a hacerlo, y como en el fondo soy más susceptible y menos predecible de lo que pienso me fui al baño y me hice ahí un buen apaño y parecía aquello el Mar Rojo y pensé en todos mis amigos y en todas aquellas bellas mujeres que se estaban perdiendo algo grande, muy grande, y que jamás tendrían la oportunidad de comprobar si aguantaba más que José o la tenía más grande que Rafa. Ahora meo por un tubito.
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