miércoles, 16 de septiembre de 2009

Me pasaba el día jodido pensando dónde coño podrías estar. Quizás con tus amigas tomando un vino en algún sitio del centro, en alguna exposición acompañada por uno de tus amigos gays, cenando en un restaurante caro con algún joven abogado que trabaja en un prestigioso bufete o, peor aún, follándotelo sin ningún tipo de escrúpulo sobre algún mueble de diseño de su loft. Y mientras yo ahí estaba, sin nada que hacer y sin ningún tipo de ilusión por nada. Me metía en la cama y no conseguía sacarme toda esa mierda de la cabeza... Pensaba en ti y en todo lo que brillaba a tu alrededor, tu vida de ensueño, tu cuerpo de gimnasio, el dinero en la cuenta bancaria, las compañías que tus padres se esperaban de ti y un montón de eso que algunos se empeñan en llamar ``sexo sin compromiso´´. Te ofrecían cenas a la luz de las velas y copas en la terraza de un hotel, mientras que yo estaba en aquel piso de mierda borracho y cantando Mansions a las dos de la mañana, y mientras en la tele una porno sin volumen...

Me preguntaba qué había sido de mi, de aquel chico del grupo que sacaba buenas notas y al que todo el mundo quería. Ya ni saludaba por la calle, y evitaba a las amigas de mi madre y sus típicos: ``¿Qué tal el grupo? ¿Y la universidad?´´. Me miraba al espejo y no me veía, me oía hablar y no me escuchaba, y si algo me recordaba a aquellos días me hundía aún más. Me sentía pequeño, inútil, sin ningún tipo de cometido en la vida y totalmente prescindible en ese mundo en el que un día había sido alguien. Todas esas noches, olvidando quien era, sintiéndome peor... Todas esas noches son historia.

1 comentario: