miércoles, 13 de enero de 2010
el premio de consolacion
Imagina por un momento que un día te encuentras a tu padre divorciado al que apenas ves, y cuando lo ves sólo intenta hacerse el enrollado soltándote pasta a mansalva y preguntándote que tal de chochitos, tomando algo a eso de las doce y media de la noche de un jueves cualquiera con una moza un poco más mayor que tú rollo acaramelados. Imagina por un momento que se hace amigo de tus amigos, que se hace fan de las mismas cosas que tú en Facebook o que se folla a tías a las que bien podrías haberte tirado tú una noche de fiesta. Imagina por un momento que, algún día quiso a tu madre y que, puede ser que, fruto de ese amor, nacieses tú. Siempre tendrás la duda, pero tampoco importa demasiado. Mientras tanto tú te la meneas con las fotos de sus ex-novias, esas que le querían por su dinero. Podría decir que todo esto resultaría muy triste o algo difícil de asimilar, y que pobre tu madre... Pero, la verdad, seguro que algo haría, la muy puta...
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